martes, 28 de agosto de 2012

VIVAMUS MEA LESBIA ATQVE AMEMVS



Vivamos, Lesbia mía, y amemos,
y al rumor de los ancianos más severos
demos a todos el valor de un céntimo.
Los soles pueden morir y renacer:
a nosotros, ya muerta nuestra breve luz,
ha de tocarnos un perpetuo sueño.
Dame mil besos, luego cien,
luego otros mil, y otra vez cien,
después, aun, otros mil, después cien.
Y al final, cuando lleguemos a miles,
perderemos la cuenta, para no saber,
y para que ningún malvado pueda ojearnos
al saber cuántos fueron nuestros besos.